domingo, octubre 04, 2009

Fimmvórduháls-Skógafoss

Etapa 6: Fimmvórduháls-Skógafoss

Sexta y última jornada del tekking: de Fimmvórduháls hasta el mar, en Skógar; siguiendo el cauce de un río plagado de cascadas que culminan en la fabulosa Skógafoss.

Salimos del refugio de Fimmvórduháls y aprovechamos para contemplar una vez las esplendidas vistas de los glaciares que lo rodean y del mar que queda en frente y hacia donde nos íbamos a dirigir en unos instantes.

Fuimos perdido nivel, atravesamos algún nevero y pronto llegamos a un antiguo refugio abandonado. Después cruzamos el río por un puente y a partir de ahí fuimos siguiendo el cauce del río (es posible bajar por un camino más directo). Al poco empezamos a disfrutar de las numerosas cascadas que hay en el cauce de este río. En muchas de ellas se observaba un arco iris permanente formado por el agua vaporizada que se produce al romper la cascada.

Lucia un sol estupendo, pero otro día más no nos íbamos a librar de la furia de la meteorología islandesa y durante toda la jornada sufrimos las embestidas de un viento tremendo, que en ocasiones nos hacia perder el equilibrio.

Al final de la excursión nos esperaba uno de los espectáculos de mayor belleza del trekking: la cascada de Skógafoss. Se trata de una cascada de unos 25 metros de ancho y 60 de alto; que cae con fuerza contra el río, el cual ya va manso a morir al mar. La cascada forma un característico arco iris, creando una escena tan bonita que parece que estés en el mismísimo paraíso.

Bajamos abajo de todo y nos abrazamos jubilosos con los compañeros para celebrar el final del trekking.

Después de hacer un buen montón de fotos a Skógafoss, Goiko nos animó a ponernos una vez más la ropa de lluvia y acercarnos todo lo posible a la cascada. Ni cortos ni perezosos nos pusimos los pantalones y la chaqueta impermeables y nos fuimos acercando al punto donde rompe la cascada.

A medida que te vas acercando se observa un curioso efecto visual: el arco iris de la cascada se va cerrando alrededor tuyo hasta verte completamente rodeado por él. Parece que estés entrando en una nueva dimensión. Sin embargo, el agua no para de salpicarte y es mejor no permanecer demasiado tiempo disfrutando de esta experiencia.

Después de secarnos fuimos a tomarnos una merecida cerveza. ¡Por fin una cerveza y de las de 5 grados!, ¡que maravilla, que bien sabía!

Luego autobús hasta Reykiavik, con algunas paradas para ver otras cascadas, despedida de algunos compañeros y compañeras que nos habíamos encontrado durante el trekking (que esperamos volver a ver), cena de despedida con la gente del grupo y al día siguiente de madrugada vuelo de vuelta a Barcelona.

En resumen, podemos decir que los pasamos estupendamente, conocimos un país maravilloso y hemos hecho nuevos amigos. El único aspecto negativo es que la caída de Celeste resultó ser una fractura de un hueso de la mano y se ha pasado un tiempo con la escayola.

































1 comentario:

jorge dijo...

Me ha encantado tu blog.

Jorge-Tierras Polares